Murallas Urbanas de Ronda
Pedro Gurriarán Daza, Salvador Garcia Villalobos
Esta intervención se justifica como necesidad de consolidar urgentemente un grupo de restos medievales muy alterados que corren el riesgo de deteriorarse de forma irreversible. Estos trabajos se hacen necesarios no sólo para garantizar la propia conservación de nuestro patrimonio histórico, sino también para garantizar las necesarias condiciones de seguridad de los visitantes y turistas que transitan debajo de los tramos de muralla considerados.
Se trata de dos zonas bien diferenciadas, una del frente oriental y otra del frente occidental, y ambas tienen la característica fundamental de presentar frecuentes desprendimientos. Las estructuras, en ambos casos, se erigieron originalmente con fábricas de mampostería careada dispuesta en hiladas, forrando un núcleo de calicanto. La intención es conservar de forma respetuosa los vestigios citados, evitando su deterioro y adecentándolos mediante criterios restauradores poco intervencionistas. Únicamente se actua donde existan problemas importantes, consolidando las fábricas y sólo completándolas de forma puntual allí donde ha habido desprendimientos de mampuestos, diferenciando lo viejo de lo nuevo.
1. Muralla del Campillo
Esta parte de la muralla rondeña había llegado a nuestros días en un estado de abandono que ponía en peligro la propia estabilidad de la muralla. La falta de mantenimiento y la presencia abundante de vegetación parasitaria y filtraciones de agua habían deteriorado las fábricas medievales, con alteración profunda de los morteros de ligazón y caída de mampuestos.
La intervención restauradora comenzó por la eliminación de la abundante vegetación enraizada sobre los muros defensivos y el saneado de las fábricas, eliminando aquellas partes desprendidas de los morteros o las mamposterías. Una vez finalizadas estas labores, se procedió a la consolidación de las fábricas medievales, rejuntando con mortero de cal todas las estructuras. En aquellas partes donde existían grandes oquedades se ejecutaron nuevas mamposterías careadas. Se buscaba obtener un aspecto similar a las estructuras medievales, quedando señalada la separación entre lo nuevo y lo viejo gracias a la inclusión de una lámina de plomo en el mortero.
2. Torre meridional de la Cijara
El proceso de degradación experimentado por esta torre ha sido relativamente rápido, probablemente como consecuencia de filtraciones de agua que han disgregado el mortero aplicado en restauraciones anteriores. Un mortero esencialmente desprovisto de aglutinante aceleró ese proceso de deterioro, que se manifestó con mayor gravedad en la zona baja de la torre, allí donde la humedad era mayor. Como consecuencia el mortero acabó por meteorizarse ocasionando la caída de mampuestos en esta zona y la apertura de grandes cárcavas.
La intervención restauradora sobre esta torre ha tratado fundamentalmente de sanear y consolidar las fábricas de piedra que forman su estructura. Para ello se ha intervenido sobre todo en los morteros con alto grado de degradación. Se sanearon todas las fábricas, eliminando las partes desprendidas y rejuntando con nuevos morteros de cal aquellas partes más alteradas.
